martes, 31 de agosto de 2010

Amarillismo y descaro

El imaginario de las regiones del país, según Noticias RCN.

Esta breve queja me surge a partir de algo que me pareció indignante por el flagrante descaro con que el Canal RCN justifica constantemente su chabacanería y falta de respeto por el televidente. Anoche, por aquellas casualidades de la vida, me encontraba aún despierto y con el TV prendido en dicho canal cuando empezó la emisión de TuTele, el espacio de la "Defensoría" del Televidente de RCN. El tema del día era el sensacionalismo con que dicho canal presenta algunas de sus noticias, cosa que para muchas personas no puede ser más evidente: música alarmista, efectos de sonido, escenas de llanto e incluso el patrioterismo que reseñé en la anterior entrada.

Pues bien, hubo algo que me llamó particularmente la atención. La Defensora del Televidente cuestionaba cómo algunos corresponsales regionales habían manifestado su inconformismo porque, según ellos, el canal les rechaza toda noticia que no sea sensacionalista. El representante del canal, por supuesto, negó el hecho ¿Acaso no es algo cínico de su parte negar algo tan evidente? No hace falta sino ver una emisión de Noticias RCN para darse cuenta del tipo de noticias que se publican de las regiones del país: asesinatos, violencia, inundaciones, deslizamientos y pollos siameses de cinco patas. Si lo que dice el representante del canal es verdad, ¿no es algo muy absurdo? ¿Acaso lo único que pasa por fuera de Bogotá son asesinatos, violencia, inundaciones, deslizamientos y pollos siameses de cinco patas? Yo creo que lo último que necesita un país tan desigual como éste, es seguir alientando el imaginario de la provincia remota, exótica, incivilizada y condenada al eterno subdesarrollo y sufrimiento.

viernes, 27 de agosto de 2010

De la eterna "favorita" y otros triunfalismos

Max Caimán, becerro de oro del triunfalismo colombiano.

Nuestros queridos medios nacionales la han vuelto a hacer, como todos los años: sin argumentos, sin rigor y armados sólamente de su ya característico patrioterismo, han vuelto a dar por ganadora anticipada de Miss Universo a la candidata colombiana. Durante una semana entera el periodismo de farándula exaltaba ad nauseam el supuesto favoritismo de la candidata; sin embargo, Natalia Navarro sólo alcanzó a llegar a la primera selección de 15 candidatas. No me vayan a malinterpretar, semejante farsa de evento no me podría importar menos; pero sí me parece preocupante la actitud que toman los medios frente a este certamen y que, lamentablemente, no es el único caso.

¿A qué actitud me refiero? Por supuesto, a esa detestable forma en que se infla todo aquello que tenga que ver con la representación colombiana en el exterior. Es algo que vengo observando desde que tengo conciencia, y seguramente viene de mucho más atrás. Basta con recordar el Mundial de Fútbol de EE.UU. 94: con los antecedentes de Italia 90 y luego del famoso 5-0 contra la selección argentina (que no lo ví en vivo pero, confieso, lo ví en VHS por pura y morbosa curiosidad), todo el aparataje mediático creó una campaña cargada con un exagerado optimismo según el cual la selección Colombia era favorita al título. El "tricolor" no fue el único símbolo de la histeria colectiva: el esperpento de la foto que acompaña esta entrada -conocido como Max Caimán- se convirtío, cual becerro de oro, en el tótem de tan estrafalario triunfalismo... No hace falta recordar dónde acabó el fatuo favoritismo y su trágica consecuencia.

En una ocasión mucho más reciente, concretamente el pasado sábado 21, observaba los titulares de Noticias RCN: como titular principal y con una duración de por lo menos medio minuto, se anunciaba la obtención de la medalla de oro de Juan Sebastián Gómez en los Juegos Olímpicos Juveniles de Singapur: múltiples reiteraciones de la condecoración y un falso audio en vivo del Himno Nacional acapararon toda la presentación y sólo hasta el final entró el presentador a anunciar las buenas nuevas. Por supuesto que se trata de un logro importante (¡felicidades a Juan Sebastián!) pero ¿era realmente necesaria la exagerada emotividad con que fue presentado el titular? Cuando lo ví, confieso que llegué a pensar que Colombia había ganado los juegos y no una medalla. Además ¿realmente el público general sabía de la exstencia de dichos juegos, antes del suceso?

Todo ello me remite a confirmar que sufrimos de un grave problema de identidad. A falta de una identidad definida de la cual podamos tener algún orgullo, entonces nos enorgullecemos de logros individuales apenas relacionados con Colombia; en algunos casos, con vínculos tan nimios y logros tan exiguos que dejarían atónita a cualquier mente medianamente sensata ¿Ejemplo? John Leguizamo. Está bien: es colombiano de nacimiento, de madre colombiana, dice querer a Colombia y ha podido consolidar su carrera, pero hay que aterrizar la cuestión: vive desde los 6 años en Estados Unidos, habla más inglés que español y su carrera no es realmente trascendente para alguien ajeno a Colombia. Y pasa en infinidad de ocasiones, en las cuales ninguna pasa de ser un mero logro individual en tierras extrañas.

Finalmente, pregunto: ¿debemos siempre conformarnos con estos pequeños logros individuales? ¿Nuestra falta de identidad y de autoestima es tal, que no somos ni nos creemos capaces de multiplicar estos logros pequeños, y a la vez aspirar a cosas más grandes?